lunes, 4 de julio de 2016

HAY QUE SEGUIR INTENTANDO

El mundo no se va a cambiar solo, ¡Actúa ahora!
Por: Diego M. Rojas



Los años sesenta, pese a la gigantesca agitación bélica debido a la guerra fría, las confrontaciones en Vietnam y las dictaduras suramericanas, fueron testigos de una generación de jóvenes que apropiándose del arte como medio masivo de expresión logro generar bastantes cambios en la actitud y el compromiso de la sociedad para con el mundo; una muestra del poderoso efecto de esta actitud se encuentra en una magnífica fotografía llamada “Muchacha entregando flor a los soldados” donde el francés Marc Riboud retrata una joven enfrentándose a los soldados armados con bayonetas para entregarles una flor e intentar hablar con ellos de igual a igual, condensando así una época y una generación que con su movimiento pacifista hacia oposición a la política exterior y económica de las más poderosas naciones. Momentos similares se vivieron alrededor del mundo, en Francia en el famoso Mayo del 68 y también en nuestro país donde el movimiento nadaista agitaba las mentes de los jóvenes para despertarlos del letargo creativo en que se encontraban.

Eso fue hace 50 años, ¿y hoy? ¿Los medios dicen en verdad lo que pensamos? ¿Se brindan las condiciones para que el ser humano florezca? A mí me parece que no, al igual que en aquel entonces estamos sometidos a una cultura mediática, mucho más tecnificada ahora, que logra vender paraísos efímeros y pequeñas libertades como la solución a los problemas, pero ustedes y yo sabemos que no es eso lo que necesitamos. Como especie debemos empezar a hacernos responsables de lo que se ha hecho mal en la historia y a generar cambios, a expresarnos, es ahora cuando el mundo nos necesita, con nuestras inconformidades debemos dejar registro que por este tiempo pasaron seres de extraordinaria sensibilidad, seres comprometidos con mejorar el mundo desde si mismos, el arte ha de ser nuestro ejemplo, nuestra carta de presentación, las imágenes que heredemos a nuestros hijos los harán valorar de mejor manera sus vidas, aprovechemos entonces los medios que tenemos, seguramente la gran mayoría de nosotros no somos los genios que partirán la historia del arte, sin embargo estoy seguro que lograremos ser una vez más una generación que se indigna con la realidad, una generación que siente el dolor de los niños y mujeres que mueren en Afganistán o en Siria o en el Caquetá como protagonistas de una guerra que no les pertenece, haciendo parte de una realidad que no entienden y sacrificándose en nombre de la nada.

Así las cosas, no pongamos en duda que este es el momento de actuar, no podemos perder más tiempo, exploremos nuestras vidas a fondo y seguro que todos encontraremos algo que expresar, la inconformidad con nuestra realidad política o económica, el deseo por esa mujer hermosa de ojos canela que nos cruzamos todas la mañanas, la rabia contra el reflejo que el espejo nos devuelve o simplemente el cansancio de hablar, porque las ganas de no decir nada deben expresarse más fuerte; finalmente me gustaría recordar a los nadaistas al decir “No llegar es también el cumplimiento de un destino”, así que, aunque no lleguemos a cambiar el mundo, no compremos nunca la idea que debemos dejar de intentarlo.



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