Por: John Gómez
Inicialmente su uso se atribuye a la
búsqueda de empleados eficientes a nivel organizacional y empresarial,
indagando en la personalidad de un postulante en especial en cargos de alto
rango. A nivel de marketing se
empezó a usar para realizar análisis de tendencias y en la medida que el mundo
globalizado avanzaba en las nuevas tecnologías y telecomunicaciones, esta
información que antes era privilegiada para altos directivos y ejecutivos
empezó a darse a conocer a la población en general.
Sabemos que aproximadamente el 65% de la comunicación es no verbal y
que ese 35% que decimos en palabras se puede reforzar o contradecir gracias a
nuestros gestos, tono de voz o de acuerdo a la distancia que tomemos con
nuestro interlocutor. Todo esto es
analizado por una persona experta en el caso de una entrevista laboral o por
una persona que si bien, no conoce a profundidad el tema, puede interpretar de
manera elemental algún tono, expresión facial o postura que indicará si estamos
a gusto o tanto el tema como el interlocutor no son de nuestro agrado.
En palabras del Comunicador Social Juan Guillermo
Gutiérrez, el poder de lo que No-Se-Dice, termina
siendo superior a nuestro intento por expresar algo en palabras cuando nuestro
comportamiento bien sea producto de un acto fisiológico impuesto por nuestro
sistema nervioso o motivado por el entorno, nuestras creencias, cultura o
hábitos sociales, dice lo opuesto de lo verbalmente expresado.
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