Por: John Gómez
La imagen personal abarca factores paralingüísticos, kinésicos y
proxémicos, tales como el tono, ritmo, volumen y timbre de voz, así como la
expresión facial, mirada, postura, gestos y el espacio personal frente a su o
sus interlocutores.
Otro asunto es la apariencia exterior de nuestro interlocutor que se podría
definir como su estilo.
Teniendo en cuenta esto y a pesar que
la apariencia esté bien cuidada y se mantenga el Dress-code que muchas organizaciones exigen, factores como los
gestos, el saludo o el cuidado de las manos pueden indicarnos no solo un
problema de actitud, sino validar su confiabilidad e indicar si el carácter es
emocionalmente estable para delegar en esa persona mayores responsabilidades.
No basta solo con vestir bien como se
exige en muchos ambientes laborales, es necesario aprender a conocernos a fondo
y tener presentes nuestros comportamientos para no enviar mensajes
contradictorios.
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